Miles de personas, mujeres y niños, de todo el país, de todas las puntas de Israel: jasídicos, ashekenazim, Sefaradim, lituanos, religiosos y los que no lo son, comenzaron a congregarse esta noche en el Muro de los Lamentos, los restos de nuestro templo, para recitar el Libro de las Lamentaciones y lamentar la destrucción del templo



